Calle Almadén 13, Madrid
La constante búsqueda de abstracción y estilización junto con la presencia de humor e ingenio en los temas, así como la sencillez de las formas, son algunas de las características que envuelven los orígenes del dibujo animado. En los años '50, el cine de animación se había convertido en la modalidad tecnológicamente más avanzada en la realización de películas, abarcando campos tan distintos como las caricaturas cómicas, la sátira política, el folklore, la fantasía, el arte abstracto e incluso el drama.
Dentro de esta amalgama cultural, el estudio de animación de la compañía Warner Bros comienza su andadura convirtiendo sus cortometrajes de dibujos animados Looney Tunes en la serie más popular de las salas de cine hasta 1969.
Seis minutos de locas persecuciones en los que el perseguidor intentaba atrapar al perseguido viéndose continuamente engañado por la mayor astucia de su presunta víctima. Sometidos a todo tipo de catástrofes, los personajes protagonizan un encadenamiento de monstruosidades que, aplicados a figuras tan esquemáticas y estilizadas, provocaban la carcajada de los espectadores.
De todo ello resulta Looney World (Mundo Chiflado), una exposición pensada específicamente para la Galería Blanca Soto en la que por medio del collage, el dibujo y/o la pintura, Luis Pérez Calvo y Miguel Ángel Fúnez plantean un debate que ante todo dialoga sobre los límites de la imaginación en las formas del mundo natural.
Partiendo de la extensa fusión entre alta y baja cultura, por medio de imágenes y registros de asentamiento universal, los conceptos de “perversión” e “ironía” se conjugan postulando un enunciado crítico que narra algunas de esas situaciones conflictivas acerca de la invasiva presencia humana en el ámbito natural. Una colección de imágenes paradójicas intervenidas, manipuladas, reorganizadas y reproducidas de nuevo que construyen un mundo con repetidas alusiones a los mitos de la infancia donde, sin duda, es imposible no sentirse asaltado por esa cautivadora nostalgia.
En definitiva, un continuo (des)hacer de los procesos que permiten el acceso a la pintura y los distintos elementos que construyen el dibujo animado, reorganizándolos, surgiendo así nuevas conexiones con la ficción.
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